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PAN
El dios Pan tenía un aspecto mitad humano mitad animal
del género caprino. Lo cubría una espesa mata de pelo, y sus piernas no
eran piernas, sino robustas patas finalizadas en pezuñas hendidas. De su
frente partían dos cuernos que daban un aire bestial a su rostro, el
cual, sin embargo, adquirió con el tiempo una expresión de taimada
astucia.
El origen del dios Pan
Según la versión más difundida de entre las muchas existentes acerca
de su origen, lo primero que Pan escuchó en su vida fueron los gritos de
horror de su madre, la hija de Driope, al ver la criatura a la que acababa de dar a luz. Después de que ella saliese huyendo, Hermes, que era el padre del nuevo dios, lo envolvió en una piel de liebre y lo llevó al Monte Olimpo
para que los demás dioses se regocijaran con su visión. Sus risas
burlonas lo rodearon durante los primeros momentos de existencia.
Al crecer, Pan se convirtió, en uno de los outsiders, en más
de un sentido, del panteón griego. Bien por elección o porque su
naturaleza especial le inclinaba a ello, vivió al margen del Olimpo,
haciendo de los bosques, las cuevas y las fuentes de la Arcadia su hogar. Ninguna guerra, humana o divina, contó con su participación.
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